En un gesto significativo que no gustará en el Kremlin, el papa Francisco ha besado este miércoles una bandera ucraniana llegada de la ciudad de Bucha, al norte de Kyiv, donde después de la retirada del ejército ruso se han encontrado múltiples cadáveres de civiles ejecutados en las calles.¿Quieres recibir gratis la newsletter de Las claves del día?¡Sí, quiero!
“Y ayer, precisamente de Bucha, me trajeron esta bandera. Esta bandera viene de la guerra, precisamente de esa ciudad martirizada”, ha explicado el Papa en un momento de la audiencia general, mostrando una bandera descolorida ucraniana.
Francisco ha condenado en múltiples ocasiones la guerra en Ucrania pero todavía se resiste a nombrar explícitamente a Rusia o a su presidente, Vladímir Putin, como los agresores en el conflicto. El Vaticano está llevando a cabo un delicado ejercicio diplomático para mantener los puentes de diálogo con la Iglesia ortodoxa rusa y su patriarca, Kiril, con el objetivo de poder ser un actor en la mediación.
Pero a medida que pasan los días, los mensajes de condena del Pontífice son más fuertes. Y si este fin de semana, durante su viaje a Malta, criticó implícitamente a Putin diciendo que “algún poderoso, tristemente encerrado en las anacrónicas pretensiones de intereses nacionalistas, que provoca y fomenta conflictos”, este miércoles ha alzado la voz contra “la masacre” de Bucha, testimonio de “nuevas atrocidades” durante esta guerra
Después, ha hecho subir al escenario a un grupo de niños ucranianos refugiados de la guerra. Unos niños que “han tenido que huir y llegar a una tierra extranjera: este es uno de los frutos de la guerra”. “No les olvidemos, y no olvidemos al pueblo ucraniano”, ha pedido, después de besar la bandera.
Francisco se ha mostrado disponible a hacer todo lo que esté en su mano para ayudar a resolver el conflicto, incluso a desplazarse hasta Kyiv, algo que, según confirmó este domingo durante la rueda de prensa a bordo del avión papal de regreso de Malta, está sobre la mesa aunque no sabe si será posible.