El papa Francisco instó a los jóvenes peregrinos católicos a salir sin miedo a evangelizar, en una misa celebrada este domingo fresco y soleado en la célebre playa de Copacabana, a la que asistieron tres millones de personas, según los organizadores.
«El Evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente», dijo el primer papa latinoamericano de la historia, en portugués y en español.
Francisco, de 76 años, llegó a la misa en papamóvil descubierto, saludando a cientos de miles de jóvenes peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que pasaron la noche en la playa, en una gigantesca vigilia. Decenas de personas se bañaron en el mar mientras escuchaban la misa, que estuvo protagonizada por 60 cardenales, 1.500 obispos y 11.000 sacerdotes.
Las presidentas de Brasil y Argentina, Dilma Rousseff y Cristina Kirchner, así como el presidente de Bolivia, Evo Morales, asistieron a la misa .
Antes de la celebración, la multitud de jóvenes protagonizó un masivo flash mob , con música y coreografías, al que se unieron miles de sacerdotes, obispos y cardenales.
La víspera, al inicio de la vigilia, el papa pidió a los jóvenes «meterse en la vida» y no mirarla pasar desde el balcón, ser protagonistas del cambio, interesarse por la política y los problemas sociales y no dejarse ganar por la apatía.
«Los jóvenes en las calles quieren ser protagonistas del cambio. Por favor no dejen que otros sean protagonistas del cambio», pidió ante una gigantesca muchedumbre que le aclamaban, muchas de ellas llorando, tras recientes protestas callejeras que sacudieron Brasil en demanda de mejores servicios públicos y contra la corrupción y el derroche del gasto público.