En abril del 2022, con motivo de su audiencia con el papa Francisco, donde le estaría presentando el estado de las obras en Mozambique, fray Jorge Bender le pide a su gran benefactor, Alejandro Roemmers que lo acompañe, si bien el entonces Cardenal Jorge Bergoglio y el poeta venían manteniendo en Argentina una larga amistad epistolar, intercambiando conceptos sobre temas literarios, incluso adelantos de sus nuevos poemas que Alejandro le hacía llegar, ya han sido varias las oportunidades en las que se han encontrado en El Vaticano, aunque nunca después de ésta última etapa tan complicada para la humanidad, con pandemia y guerra incluidas, por eso merece destacarse la alegría espontánea con que el Santo Padre recibió a su viejo amigo, visiblemente emocionado e interesado en sus padres, en toda su familia y en él, personalmente.
Fue una charla muy afable, amena, donde además del pormenorizado informe de Bender, no faltaron detalles de todos los proyectos solidarios y culturales que Alejandro lleva adelante, incluso algunos por salir a la luz, y Francisco, en clara señal de aprobación, lo alentó a que siga adelante sin pausa.
La franca alegría del Papa con este encuentro tiene raíz en el conocimiento profundo de la personalidad de su visita, que lejos de especular con el impacto de una fotografía junto al Sumo Pontífice, busca con humildad el sabio consejo y la bendición para seguir en su tarea constante de impactar positivamente en el mundo, compartiendo de manera transparente y consistente, la puesta en práctica de su teoría de la «multiplicación de la abundancia» con quienes más lo necesitan.
Con su extraordinaria capacidad de conocimiento del otro, el encuentro resultó de gran beneplácito, se trataba, como en otras ocasiones, de una afectuosa visita de un amigo, un encuentro cordial con alguien que vive ayudando a quienes por diversas circunstancias del destino se les han hecho añicos sus sueños, a través de la palabra hecha poesía y las acciones solidarias constantes, desde su característico estilo reservado, sin estridencia alguna.
Hay muchos puntos de contacto entre Bergoglio y Roemmers, que ratifican la hipótesis de las causalidades, por ejemplo, su mutua admiración por Jorge luis Borges y su obra, y tanto mas la devoción por San Francisco de Asís. Bergoglio es el primer sucesor de Pedro que toma el nombre del Santo, y ya desde mucho antes Roemmers se encontraba investigando y realizando infinidad de acciones con el objetivo de difundir entre las nuevas generaciones la maravillosa vida y mensaje de San Francisco. Muestra de ello es la creación del musical «Franciscus» que exalta el perfil vanguardista de un personaje excepcional de hace ochocientos años. A la hora de hacer luz sobre el mundo, a través de la grandeza del amor fraterno, Alejandro no mide esfuerzos, como tampoco lo hace el Santo Padre.
Alejandro, «El Poeta del Amor», tal cual se lo identifica, entre su prolífica obra literaria escribió un libro en tan sólo nueve días corridos (El Regreso de el Joven Príncipe), traducido hoy en más de treinta idiomas, récord de ventas en muchos países del planeta. Esta obra colabora desde el mundo del arte tanto como lo hacen las encíclicas de Francisco, Laudato Si y Fratelli Tutti desde la fe cristiana, con la intención de una mejora del ser humano.
Yendo a mas paralelismos y similitudes entre la actitud y metas de vida de ambos, salvando las obvias circunstancias, la obra del papado de Francisco es inevitablemente por su investidura, de público conocimiento, pero en el caso de Alejandro, no demasiada gente sabe acerca de la magnitud de su tarea filantrópica en zonas críticas de suma necesidad, tal es el caso que mencionábamos, en cierta forma, motivo del encuentro, en el continente africano, donde apoya incondicionalmente a Fray Jorge Bender, el sacerdote franciscano argentino que misiona en Jécua, poblado del interior profundo de Mozambique, creando hace dos años, el «Proyecto Agropecuario San Francisco». Allí Alejandro colabora con herramientas y maquinarias de gran porte para el tratamiento y traslado de tierras, mejora de la producción, financiando el envío de consultorías de ingenieros para la optimización fructífera de la tierra, modernización de fertilización en suelos y diferentes técnicas de última generación para la producción en el agro y la ganadería. Además aportó los sistemas de bombas de aspersión y extracción de agua (Proyecto Agua para Todos).
Como está convencido de que la educación es el camino, ha otorgado becas de estudio para más de 100 adolescentes nativos y bibliografía de su autoría con contenido de valores traducidos al portugués, con la meta del fortalecimiento espiritual de los jóvenes del lugar.
Otro de los pilares que acercan a Alejandro a Francisco es la devoción por María. En Argentina, el empresario y poeta ha colaborado con la refacción y puesta en valor del Santuario de la Virgen de Lourdes de Santos Lugares, una obra de restauración, según palabras del Padre Mayor Benoit Griere «monumental, sin precedentes en los aportes de beneficencia recibidos en la historia de la Orden de los Agustinos de la Resurrección (guardianes de los santuarios de la Virgen en el mundo), además reparaciones a nuevo, recambio de materiales, la automatización del campanario, mejoras en la infraestructura de la gruta, las rampas y explanadas, también se renovaron las instalaciones y comodidades para los religiosos,. todo ha sido recientemente reinaugurado.
Así como el Papa Francisco intenta guiar hacia el bien hacer a los mandatarios del mundo, Alejandro desde su bajo perfil, realiza en silencio tareas que la clase dirigente no asume, como es el caso de Jujuy, en que el sostiene un proyecto de reconversión autosustentable del pequeño poblado San Francisco, con implementación de un sistema de economía empoderativa, modelo de éxito para la inclusión en periferias postergadas, desde una visión responsable con normas y protocolos medioambientales. En este punto, el cuidado del planeta es otra preocupación que comparten.
Y son tantas las iniciativas de bien del amigo de Francisco, que no hay dudas de que encuentra en él un aliado del amor de Cristo entre los hombres:
Jujuy – Monterrico / Ruru, Semillas del amanecer, patrocinio y financiamiento de la formación de una Orquesta Infanto Juvenil.
Fundación Música para salvar vidas. Asociación de Niños y Jóvenes Ugandeses para salir adelante a través de la música.
Hogar de Nazareth en el Amazonas Peruano, creación y mantención de un hogar para chicos en situación de calle y extrema pobreza.
Saún – Apoyo a gente que ayuda gente. Miembro Honorario del espacio social solidario.
Liceo Francisco, en Paysandú, República Oriental del Uruguay. Escuela de Educación de excelencia para niños sin recursos.
Médicos Sin Fronteras, además del apoyo financiero constante, donación del total de lo recaudado de su Novela «Morir lo necesario».
Unicef, Iniciativa Aunar. Apoyo al programa de prevención infantil del Covid-19.
Proyecto en proceso de Conciertos con figuras Internacionales para recaudación de fondos para niños refugiados provenientes de zonas de desastre.
En el ámbito de la Cultura, además de ganar un disco de oro con Sinfonía Argentina (su obra musical- lírica con Daniel Doura), produjo el ciclo «Encuentro» para la actividad laboral de músicos durante la pandemia.
Apoya la actividad artística de reconocidos intérpretes musicales, incluso galardonados en los más reconocidos festivales internacionales.
Sostiene el patrocinio de los talleres de escritura de la Sade (Sociedad Argentina de Escritores).
Concretó la creación de la Cátedra Iberoamericana Alejandro Roemmers, en el fomento de la industria cultural y creativa, en la Universidad Miguel Hernández – España.
Museo Virtual de UXart. Contenido Visual de última generación, en 360, con Tecnología 3D, Poesía de Miguel Hernández.
También es el mecenas que lleva adelante Fundación para la Poesía. Organización de fomento y protección de las letras y promoción de la cultura. Es de carácter federal, apoya e incentiva a escritores y poetas de todos los rincones del país, incluso del extranjero, que otorga anualmente distinciones en actos de gran convocatoria. Una nueva producción cinematográfica sobre San Antonio de Los Cobres, y tantas otras buenas acciones que lo sitúan, sin buscarlo él, en la cúspide como modelo de benefactor y filántropo.
Las situaciones increíbles que ha experimentado con la Virgen de Lourdes, mensajes en sueños premonitorios y amigos que gracias a su lucha y protección han tenido cambios milagrosos en sus vidas, serán tema para otra nota, ya que demuestran que cuando intervienen aliados el amor y la fe, la vida puede ser sueño y viceversa.
Quizás todo eso explique, de alguna manera, el rostro de alegría del Papa al verse frente a un hombre común, muy poco común, que tanto se identifica e inspira en la energía y trazabilidad del brazo invisible de Francisco, que llega tanto a todas partes, orientándose hacia los mismos objetivos, en un encuentro que fue muy emotivo y sensitivo, dónde no quedó fuera de agenda hacer algo grande juntos por algún nuevo paradigma para una humanidad mas hermanada, por ejemplo, dos argentinos en pos de reconectar los dos hemisferios de la tierra (Oriente y Occidente), al cumplirse quinientos años de aquella primera vez por Fernando de Magallanes, gracias al único accidente geográfico natural que existìa, en el extremo sur de América, precisamente en Argentina.
Culminando el cálido encuentro, se despidieron hablando sobre una nueva posible reunión el próximo 10 de octubre, en ocasión del Partido de Fútbol por la Paz, con la participación de las máximas estrellas del balón, algunas retiradas y muchas en plena actividad. En la oportunidad se le rendirá un Homenaje a Diego Maradona (el 10 del 10 un homenaje al 10), el evento será a beneficio de la obra de Scholas Ocurrentes, proyecto del que desde su etapa inicial Alejandro participa como uno de los principales sponsors.
Compartimos el Poema que oportunamente le regalara el el Autor al Santo Padre, e inspiró el título de la presente nota:
Un regalo para Francisco
Quise encontrar un obsequio,
el más sencillo, el más humilde,
el que en su pequeñez
pudieras aceptar sin ofenderte.
Pensé que podría comprarlo y fui a la tienda
pero ningún objeto me conformaba.
Entonces escuché una voz santa que me dijo:
“…a quien tiene a Dios, nada le falta,
sólo Dios, basta.”
Creí ser poeta para ofrecerte palabras:
pero las hallé superfluas, pomposas, gastadas…
Hui de mí y perseverante
busqué en la tierra
pero hasta una semilla me pareció excesiva
pues podría albergar un árbol.
Cuando divisé la pradera
mi corazón vibró alegre,
pero intuí al momento que tú no aprobarías
que le restara una sola de sus flores silvestres.
Busqué entonces en el mar
y no hallé un confín
que tu nombre no hubiera alcanzado
y en toda su inmensidad
sólo tenías amigos.
Desafiante, me atreví hasta el abismo
y como un cielo vuelto al revés
lo encontré poblado de estrellas marinas.
Pero cuando tuve una en mis manos
creí que no podrías ser feliz
sabiendo que cada noche al cielo marino
le faltaría esa estrella…
Busqué entonces en el aire
respetando las abejas, luciérnagas, mariposas
y todas las criaturas vivientes,
pues tú no querrías detener sus alas
ni perturbar su vuelo.
Procuré traerte el aroma
sosegado y puro de las hierbas,
del hogar encendido y los jazmines…
pero no pude conservarlos.
Quise igualar el canto de la alondra,
el murmullo del río, el silbido del viento
cuando exhala en los campos profundos…
pero mi voz fue demasiado torpe.
Por un largo instante logré retener,
resbalando por mis dedos,
unas gotas del rocío temprano…
pero frescas y transparentes retornaron al aire.
Quedé entonces en silencio, desconsolado,
bajo el azul infinito
que mis ojos no podrían reflejar…
¿Francisco, pensé, en tu amorosa humildad,
es que no hallaría nada que pudiera agradarte…?
De pronto un árbol dejó caer una de sus hojas
que se depositó frente a mí en el suelo.
Luego otra, que llegó meciéndose en la brisa
hasta mis manos que la recibieron sin querer.
Luego otra, otra, y otra más,
hasta que sentí que el árbol, compasivo,
estaba dispuesto a entregarse por entero
y desnudar sus ramas
con tal de consolarme.
Tanto era su amor
que brotaron mis lágrimas
como un manantial redentor y agradecido.
Las hojas del árbol
continuaron descendiendo generosas
en una bendición inacabable…
Entonces pude comprender… y sonreí.
Y sonrieron conmigo los campos, las aves y los arroyos.
La brisa se detuvo
y ya no volvieron a caer más hojas…
El regalo que produjo la sensibilidad de aquél árbol
es el que ahora quiero ofrecerte:
el amor de una sonrisa.
Un obsequio humilde y efímero
que puedes multiplicar y compartir sin miedo
como los panes y los peces,
hasta que todos unidos a Jesús
habitemos finalmente el Reino de Dios.
Alejandro Guillermo Roemmers
Ciudad del Vaticano, 18/09/13